Descripcion

Después de romperle bien la argolla a esta turra tucumana, le di por el orto a lo loco.

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Esta turra tucumana me entregó la argolla después de habérmela chamuyado en una peña de la zona de San Javier. La trola estaba tan regalada que al toque no fuimos juntos hasta su casa a darle a la matraca lo que restaba de la noche. Después de haber probado esa concha jugosa me dieron unas flores de ganas de ir por ese ojete paradito y bien carnoso que tenía la guacha. Sin preguntarle ni nada, la puse en cuatro sobre la cama y al toque le metí unos altos pijazos por el hoyo, haciendo que la mina empezara a gemir como una cerda en celo con cada sacudida que le iba metiendo hasta el fondo del rosquete.