Tanto me calienta la patrona que me la cogí en la cocina aprovechando que no estaba el marido en casa.

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La patrona de la quinta donde laburo como casero es toda una veterana bien caliente que se la pasa rondándome sabiendo que eso hace que se me pare la poronga. Nunca antes había tenido la oportunidad de quedarme a solas con ella y esta vuelta aprovechando que el marido estaba de viaje, es que me animé por fin a entrar a la casa y a confesarle que no había mujer más hermosa que ella. Como la muy puta se negó a que me la cogiera por las buenas argumentando que no quería nada conmigo es que tuve que tomar medidas más fuertes y garchármela por las malas. Ni me quedó otra más que romperle bien la concha a la fuerza.