Me garché bien fuerte a esta rosarina atorranta que labura de mucama en el hotel donde me estoy hospedando.

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Salí de darme una ducha y me encontré con que esta puta había entrado a mi habitación sin pedir permiso. Cuando me vio salir del baño en bolas, enseguida se tapó los ojos y me dijo que estaba por hacer la cama y que no se había dado cuenta de que yo estaba ahí. Al toque aproveché que tenía a mano a esta atorranta para sacarme la calentura de la mañana y me la terminé cogiendo bien fuerte sobre la cama que tanto quería hacer la zorrita. Con tal de que no me quejara con el gerente del hotel, la putita se dejó garchar todo lo que me dio la gana y hasta se terminó tragando con esa boca de pajera mi leche tibia, sin chistar y sin tener ni una sola puta arcada.