Descripcion

La conchuda de mi vecina no puede más de lo puta que es. La atorranta se cogió a medio barrio y hoy por fin me tocó a mí.

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Cuando me mudé a Haedo la verdad es que nunca creí que se trataba de un barrio tan movido como terminó siéndolo. De una me presenté con la vecina de al lado para hacer buenas migas, por las dudas de que alguna vez necesitara algo. Lo que no sabía era que se trataba de la puta del barrio y que se iba a encargar de darle una flor de bienvenida que no iba a olvidar jamás. La flaca al toque me empezó a tirar onda, y me terminó tirando la goma en el sillón de mi casa mientras que yo en lo único que pensaba era en que quería que se comiera toda mi poronga de una para poder aprovechar y llenarle de leche la jeta.