Fui de visita a la casa de mi hermana y me encontré con mi sobrinita. La pendeja no terminó el colegio aún pero chupa la pija como una experta.
Caí en la casa de mi hermana después de un tiempo sin ir a verla porque me mudé a Usuahia hace unos años. Cuando vi a mi sobrinita tan crecida y hecha toda una mujer, al toque se me paró la pija y tuve que disimular frente a todos la calentura. Los días que estuve ahí, la pendeja puta no paró de provocarme a tal punto que en una oportunidad casi se me escapa la leche de lo caliente que me puso la turra. El último día, antes de irme, pasé a saludar a la putita por su habitación y la atorranta me pidió que cerrara la puerta porque quería despedir al tío como era debido. Cuando cerré la puerta la zorrita se puso en bolas y empezó a colarse los dedos por la conchita mientras me pedía por favor que me la cogiera. Me terminé garchando a la pendeja bien fuerte y sacándome las ganas que le tenía desde hacía varios días ya.