Descripcion
Mi primo no dejaba de mirarme en cada reunión familiar que teníamos. Lo que nunca imaginó es que de tanto buscarme, finalmente me iba a encontrar.
Me había provocado muchas veces. Me lleva más de diez años pero eso nunca le importó: en cada asado, cumpleaños, incluso velatorios, siempre me susurraba al oído que cuando estuviera solita me iba a clavar contra la pared. Así que me decidí y un día fui yo la que lo llamó por teléfono y le dijo que nos reuniríamos en casa. Cuando llegó y vio que estaba sola… la cogida del año empezó por fin.