Descripcion

Le rompo bien la argolla a la putita de mi vecina para que la pendeja aprendiera a obedecer a sus mayores cuando le ordenan algo.

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La vecina de mi departamento me tenía las bolas llenas de tanta música a todo volumen. No importaba la hora, la trola se ponía a cantar desafinando como una perra mientras las paredes de mi departamento temblaban de lo fuerte que tenía el equipo de música. Cuando fui a quejarme con ella me encontré con que se trataba de una pendeja bastante linda que, aprovechando que los viejos no estaban en la casa por la tarde, se descontrolaba. Prometió no hacerlo nuevamente pero siguió con el temita un par de días más hasta que una tarde volví a tocarle el timbre. Cuando me abrió y, sabiendo que estaba sola en la casa, entré de una al departamento y le dije que le iba a enseñar a respetar a sus mayores. Me cogí tan duro a la pendeja puta que la muy conchuda dejó de romper las pelotas con la música con tal de que no le volviera a dejar bien abierta la argollita.